MburucuyaContrariamente a lo generalizado que sos las quejas de la ciudad, soy porteña y amo este lugar, con sus ruidos, con sus barrios, con la problemática que conlleva cada uno de ellos, el desafío de mejorarlos, de hacerlos mas lindos, mas amigables, de achicar diferencias.

Como si fuera poco mi cariño por la capital, vivo en un barrio privilegiado, Villa Pueyrredon y lo disfruto diariamente, con un Centro Comercial al que no le falta nada, sus plazas, el corredor pegado a la estación, para caminar, admirar los arboles, las flores, sus casas de la época de la construcción del ferrocarril, muchas de ellas se mantienen tal y como fueron construidas.

Con construcciones altas en las avenidas y de no más de tres pisos en el interior del barrio, este lugar enamora a todo aquel que lo conozca, comparado con otros es bastante limpio y ordenado.

Cada vez que lo recorro descubro cosas, como esas hermosas plantas, que están sobre el alambrado de la estación, a la que tal vez con el apuro cotidiano nadie presta atención, pero la que es el motivo de esta nota, el Mburucuyá o fruto de la pasión.

Esta enredadera que esta florecida en esta época del año, da frutos de color naranja, los cuales son utilizados en la cocina, en la industria cosmética, para cocteles, etc.

Con los frutos maduros pueden elaborarse en almíbar, la pulpa en jugos, postres, helados, dulces, refrescos, la pulpa esta llena de pepitas, de estas se extrae el aceite de maracuyá que presenta una rica composición de ácidos grasos, ayudando la restauración de la capa de la piel y dejándola sedosa.

En Latinoamérica en mayor productor es Brasil, seguido por Ecuador y Colombia, y menor medida por otros países del Caribe, en Argentina si bien hay productores, el producto no parece estar posicionado en el mercado, con lo cual, a la hora de querer hacer un mermelada de este fruto, no es fácil de conseguir, alguien me comento que hay en el Barrio Chino, iremos a ver.

Hay otras variedades de esta planta, que dan frutos rojos, que no se da casi en nuestro país, que son toxicas.

Las flores con un gran atractivo visual de las cuales se alimentan las abejas, hecho que comprobé que fui a sacar estas fotos, son una verdadera maravilla de la naturaleza.