El ataque cerebral puede prevenirse, es por eso que este sábado 29 de octubre se encenderán de rojo el Planetario, la Floralis, y la Torre Monumental, para concientizar sobre la importancia de saber identificar los síntomas y actuar con velocidad.

El Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana porteño enciende las luces de color rojo del Planetario, la Floralis y la Torre Monumental para concientizar sobre la importancia de saber identificar los síntomas de un ACV. El Gobierno porteño utiliza la telegestión para iluminar monumentos y conmemorar el Día Mundial del Accidente cerebrovascular o Ataque cerebral (ACV). La iluminación se realiza el 29 de octubre desde las 0 h hasta las 20 horas.

En nuestro país se producen anualmente más de 100.000 accidentes cerebrovasculares (más conocidos como ACV). Muchos dejan graves secuelas y aproximadamente en un tercio de ellos el desenlace es fatal. Reconocer un ACV en el momento que ocurre es fundamental para poder acudir de inmediato a un centro médico donde el paciente pueda recibir el tratamiento adecuado a tiempo.

El ACV es la principal causa de discapacidad y tercera causa de muerte en Argentina

El ACV es una emergencia médica tan grave como el infarto cardíaco o el traumatismo grave. Actuar con velocidad salva vidas. Todos pueden ayudar a una persona que está sufriendo un ACV reconociendo los síntomas y llamando inmediatamente al servicio de emergencias (107 o número de emergencias de su obra social o prepaga), indicando su sospecha de que puede tratarse de un ACV. Este llamado con reconocimiento de síntomas dispara un protocolo específico del servicio de emergencias que acelera los tiempos de atención. Por cada minuto de evolución de un ACV que involucra una arteria cerebral grande, se pierden 2 millones de neuronas.

El ACV es una patología tiempo dependiente, y actuar con velocidad es clave para reducir la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad. Cada 30 minutos un paciente que pudo haber sido salvado muere o queda permanentemente discapacitado porque no recibió el tratamiento específico en el tiempo necesario y en un centro preparado para el manejo del ACV. Actuar con velocidad no solo salva la vida, sino que puede llegar a evitar las secuelas o discapacidades que esta enfermedad puede generar.