Es el resultado de un proyecto de investigación del CONICET, a partir de pruebas en escenarios virtuales a alrededor de 100 voluntarios sedentarios. El descubrimiento, estiman los expertos, podría ayudar a pensar estrategias que mejoren la memoria espacial en pacientes con Alzheimer.

Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)- Con la participación de casi un centenar de voluntarios, y ayudados con las herramientas y las ventajas de la realidad virtual, investigadores del CONICET pudieron demostrar que 25 minutos de actividad física mejoran la memoria espacial. El descubrimiento es clave, ya que podría ayudar en el diseño de estrategias que mejoren esta función cognitiva, tanto en pacientes con Alzheimer como con otras condiciones neurodegenerativas.

“Con técnicas de realidad virtual planteamos escenarios con distintas claves espaciales y actividades y, en base a eso, hicimos diversas pruebas en 98 voluntarios de entre 18 y 35 años, para evaluar cómo esas personas trabajan y analizan estas claves espaciales”, explicó, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM, Florencia Rodríguez, becaria doctoral del CONICET y primera autora del estudio, publicado en la revista iScience.

¿Cómo lo descubrieron? A los voluntarios se les pidió que, utilizando estrategias espaciales, recolectaran dos banderas que se les presentaban en posicione muy cercanas. Luego, el participante tenía que identificar una tercera bandera, ubicada en medio de las dos anteriores, para estudiar un fenómeno que se llama separación de patrones.

“De forma simultánea, estudiamos también cómo la actividad física afecta la fase de consolidación de memoria, que es cuando los recuerdos se codifican en nuestras neuronas- profundizó Rodríguez-. Entonces, luego de aprender la posición de las dos primeras banderas, un grupo de los voluntarios realizó una actividad física aguda, con 25 minutos de bicicleta fija. El otro solo vio el video de una carrera de ciclistas. Y, cuando les pedimos a todos que identificaran espacialmente la bandera del medio, el grupo que había hecho actividad física podía separar mejor los recuerdos de las posiciones”.

Según describió la becaria doctoral, los participantes que manifestaron valerse de claves espaciales para orientarse en el entorno pudieron resolver mejor la tarea que aquellos participantes que dijeron guiarse por otras estrategias, como la posición de ellos mismos, la cantidad de giros que daban en el entorno o la sombra que proyectaban las banderas que debían memorizar, entre otras.

Los voluntarios eran personas sedentarias, con determinadas características, como edad, estilo de vida y consumo de sustancias, y completaron un cuestionario para analizar la actividad física que realizaban en sus labores diarias. El equipo de investigación también hizo el experimento con un grupo de atletismo de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), quienes realizaban actividad física de forma intensa cinco o más días a la semana durante más de una hora, para apoyar los resultados.