Haciendo memoria de lo traumático que significo hace ya un año y medio el uso obligatorio del barbijo o tapaboca, los primeros fueron en muchos casos caseros, algunos improvisados con bufandas o cualquier elemento que nos tapara la nariz y la boca, a medida que el tiempo transcurría y la pandemia se iba haciendo más intensa, comenzaron si a verse ya tapabocas comprados en la farmacias, en algunos casos hasta había faltantes, no se conseguían, ya a su vez comenzaba la fabricación de los personalizados, con leyendas, dibujos, y todos nos volvimos expertos en el tema, uno sobre otro, para los más cuidadosos, con filtros debajo del tapaboca, a esta altura ya dejo de ser una novedad, hasta los chicos circulan con su tapaboca.

Ahora el conflicto es otro, animarse a desprenderse del este elemento con el que convivimos hace ya mucho tiempo, los anuncios por parte del Gobierno de la Nación que a partir del 1 de octubre de que el uso del tapabocas no será obligatorio al aire libre siempre y cuando no haya muchas personas juntas, y sí seguirá siendo obligatorio en lugares cerrados como aulas, cines, teatros, ámbitos de trabajos, transporte público, espectáculos y eventos masivos, causo un poco de conmoción, en la Ciudad a su vez el ministro de Salud porteño, considera que todavía no es tiempo y que en la Ciudad prefieren esperar hasta que más personas testen vacunadas.

Para flexibilizar siempre hay tiempo, después de todo ya la población esta acostumbrada a su uso, todavía a pesar de que los contagios bajaron y las salas de terapia intensivas ya están aliviadas y en algunos casos sin pacientes de Covid, consultando con los vecinos de la comuna, muchos manifiestan que no se animan a desprenderse de lo que paso a ser una prenda más de su vestuario, aunque al principio hubo resistencia de algunos sector a su uso, ahora el efecto es contrario, la mayoría piensa seguir usándolo.

La diferencia es que, a un año y medio después de la imposición del uso del tapaboca, es que muchas personas han tenido familiares o conocidos fallecidos por el coronavirus, o internados que, si bien se repusieron, lo pasaron mal, y finalmente todos tomaron conciencia de mantener distancia, no estar en lugares sin ventilación, y comprendieron la importancia de cubrirse nariz y la boca, para evitar contagios.

A partir de octubre algunos que se animen irán ensayando quitarse el tapaboca, otros esperando el momento que todos deseamos, que termine la pandemia y dejarlo en el baúl de los recuerdos.