Miércoles 20 Agosto 2025

El bambú se expande entre las cabañas del Delta bonaerense, en las islas del Tigre, el turismo crece hace años, pero entre los arroyos y descansos hay más actividades y personas. Cooperativas y productores promueven el cultivo en miras de un desarrollo rural sustentable. Cosmética, instrumentos, alimentos y, sobre todo, trabajo isleño.

Para muchas personas, el Delta Bonaerense se vincula, sobre todo, con el turismo: lanchas, arroyos y cabañas. La histórica producción frutícola se perdió, pero dejó rastros como el bambú. Crece desde hace 100 años en las islas y hoy se lo considera una alternativa para el desarrollo regional sustentable. Es posible usarlo para construir casas, instrumentos musicales, juguetes y también como alimento. Una investigadora de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) abordó la promoción del bambú en las islas y las posibilidades y debates que abre.

“El Delta es otro mundo a metros del mundo conocido. Entre 1850 y 1950 se desarrolló la fruticultura; entre los ‘50 y los ‘80, la forestación, y a partir de los ‘90, las islas del municipio de Tigre perdieron su perfil productivo y se especializaron en el turismo”, explicó Martina Halpin, docente de la cátedra de Extensión y Sociología Rurales de la FAUBA.

Con el objetivo de volver a generar producción, trabajo y arraigo isleño, en el año 2008, el Programa Proyectos Sustentables para el Delta Bonaerense eligió al bambú como protagonista. “Se buscó diversificar la economía local y agregar valor a las materias primas del Delta”, resaltó Halpin. ¿Por qué el bambú?

“Este cultivo se introdujo hace 100 años para proteger a los frutales del viento y a las costas de la erosión. Cuando la fruticultura desapareció, el bambú siguió creciendo de forma silvestre”, comentó, y agregó: “Hay mucho y posee propiedades muy interesantes”.

“Crece muy rápido, brinda distintos servicios ecosistémicos y se lo puede aprovechar de muchas maneras, ya sea para construir casas, muebles o utensilios de cocina”, destacó Halpin quien investiga el uso del bambú en el Delta Bonaerense e integra la Cooperativa Origen Delta. “En general, se lo estudia desde la botánica. Nosotros quisimos sumarle la mirada socio-productiva para promoverlo de forma responsable”.

En la cooperativa, 45 productores y productoras se focalizan en difundir y agregar valor al bambú fabricando pupitres, juguetes, instrumentos musicales, utensilios para el hogar o estuches para cosmética natural. Además, los brotes de bambú son comestibles. “Yo los hago en conserva agridulce, tienen una textura similar al palmito”, detalló Martina.

(SLT-FAUBA)