Jueves 28 Marzo 2024

Hasta el viernes 12 de noviembre se desarrolla en Glasgow, Escocia, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26). Tras los resultados del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), las autoridades presentes en el evento global intentarán negociar en el plano civil, económico y político estrategias e implementaciones a fin de lograr que la temperatura global no supere los 1,5°C. A su vez, será la primera edición en la cual los países estarán puestos a prueba ante sus metas ambientales.

Desde 1994, año en que entró en vigor la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la Organización de las Naciones Unidas reúne cada año a casi todos los países del mundo en cumbres mundiales sobre el clima, conocidas como las "COP", que se refiere a "Conferencia de las Partes".

Según un informe de la entidad, el mundo se precipita hacia un aumento de la temperatura global de al menos 2,7°C en este siglo, lo cual podría suponer, entre otras cosas, un aumento del 62 por ciento de zonas calcinadas debido a incendios forestales en el hemisferio norte durante el verano, la pérdida del hábitat de un tercio de los mamíferos del mundo y períodos de sequías más frecuentes, de entre cuatro y diez meses.

Si se quiere cumplir la meta de no superar los 1,5°C, “se deberá disminuir las emisiones dióxido de carbono en al menos un 45 por ciento para el año 2030”, afirmó el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, durante la ceremonia de apertura.

Hacia el 2050, las emisiones deben alcanzar el cero neto, es decir, el carbono emitido debe compensarse por mecanismos que absorban el gas, como la plantación de árboles, o tecnologías que capturen el gas y lo almacenen en forma subterránea. Además, se deberá repensar a las industrias de las energías para que sean renovables y limpias.

¿Qué temas se tratarán este año?

Entre los principales ejes a tratarse en la edición 2021, los grandes temas se dividirán en financiamiento, daños y pérdidas, la transparencia y la reglamentación del Artículo 6 del Acuerdo de París, que aborda la creación de un mercado de carbono global.

Para el ingeniero industrial Pablo Provenzano, docente e investigador de la Universidad Nacional de La Matanza (DIIT-UNLaM), el debate acerca del financiamiento será uno de los tópicos más importantes de cara a los próximos años por su papel en torno a las relaciones geopolíticas.

“Ya en el año 2009, los países desarrollados se comprometieron a aportar 100 mil millones de dólares cada año a partir de 2020, con el objetivo de ayudar a otras naciones de menor grado de desarrollo a hacer la transición a economías de bajo carbono y adaptarse al cambio climático. Sin embargo, no sólo los fondos aportados en 2020 no llegaron a esa meta, sino que, desde el gobierno británico, anunciaron que es poco probable que se cumpla ese objetivo en 2021”, comentó Provenzano a la Agencia CTyS-UNLaM.

Respecto al Artículo 6 del Acuerdo de París - el único que aún queda por reglamentarse por completo-, se trata de un apartado que propone regular los mecanismos de mercado y no mercado, con la posibilidad de que los países que así lo deseen participen de un mercado de transferencia internacional de reducción de emisiones.

“El llamado bono de carbono fue una formulación que se generó en el Protocolo de Kioto en 2005, propuesto por Graciela Chichilnisky, una economista y matemática argentina, para orgullo nuestro”, resaltó el investigador de la UNLaM. Se trata de bonos canjeables de carbono que se otorgan a quienes reducen en un porcentaje sus niveles de emisión de CO2, y será clave porque se trata de un mercado económico que requiere altos niveles de transparencia desde todas sus partes.

Asimismo, el tópico “daños y pérdidas” intentará dar respuesta a un conflicto global en donde el aumento del nivel del mar es la mayor amenaza. “En Argentina, se prevé que en unos años haya oleadas de calor intensas, además del ascenso en unos centímetros de las aguas costeras, lo cual es suficiente para que se genere una erosión y afecte a las poblaciones aledañas”, alertó Provenzano. Según Provenzano, por parte de Argentina se espera que las metas sean aún más ambiciosas y que las políticas públicas de desarrollo, en un año electoral, continúen en línea con el cuidado del planeta y el territorio nacional.

“Actualmente, se está conformando un nuevo paradigma que es el paradigma ambiental, donde estamos ubicando al ser humano en su lugar. La naturaleza no es un depósito ilimitado de recursos y nosotros no somos la única especie, sino que somos una especie más, totalmente vulnerable y dependiente de la naturaleza, a la cual le debemos respeto. Por eso, tenemos que tomar lo justo y necesario, para vivir mejor, no solo los seres humanos, sino todos los seres vivos”, concluyó el investigador.

Agustina Lima (Agencia CTyS-UNLaM)