Yerba mate, entre los mitos y las evidencias científicas, si bien está comprobado que esta infusión tiene propiedades medicinales, un grupo de investigación de la UBA indaga en estas relaciones y en los principios activos que tiene tanto la yerba mate como el café o el té verde. Presente en reuniones, encuentros, juntadas. Para tomar en pareja, con amigos o incluso en soledad. Discontinuado –al menos colectivamente- en tiempos pandémicos, fiel compañía para amaneceres, tardes y noches, el mate es, acaso, uno de los emblemas culturales más representativos por estas latitudes.
Pero no solo es una cuestión social: ya desde épocas prehispánicas se consideraba que tenía propiedades medicinales. El siglo XXI muestra indicios de que, tal vez, la yerba mate tenga efectos positivos contra enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson y el Alzheimer. ¿Es realmente así? ¿Cuánto hay de mito y evidencia científica al respecto?
“El hecho de que tenga propiedades medicinales está totalmente comprobado, pero faltan más estudios si hablamos de enfermedades neurodegenerativas. Hay, por ejemplo, trabajos epidemiológicos hechos sobre yerba mate y Parkinson, pero están realizados sobre un número de pacientes relativamente acotados. Si bien los indicios son importantes, todavía se necesitan estudios más extensos y grandes, para poder asegurarlo”, explica Juan Ferrario, investigador del CONICET y a cargo del laboratorio de Neurobiología de la enfermedad de Parkinson en el Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología traslacional (iB3) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
El interés por las propiedades medicinales de las infusiones viene de larga data. En la historia más contemporánea, se realizaron estudios, por ejemplo, que mostraban un efecto benéfico del café en relación a estas enfermedades: entre los tomadores de esta infusión, menor incidencia en desarrollar Parkinson y Alzheimer. ¿Y cómo se vincula esto con la yerba mate? En que esta comparte muchos principios activos tanto con el café como con el té verde. Más aún: la yerba mate los tiene en muy alta cantidad.
“En 2015, se advirtió la existencia de una relación benéfica entre la yerba mate y la enfermedad de Parkinson a partir de una investigación epidemiológica dirigida por la neuróloga Emilia Gatto. Esta evidencia poblacional, sumada al reconocido efecto benéfico del café en la reducción del riesgo de desarrollo del Parkinson, permite pensar que ciertos compuestos presentes en el mate podrían ser los responsables de dicho efecto preventivo y podrían dar lugar al desarrollo de moléculas de aplicación terapéutica a futuro”, amplía Ferrario, “o, simplemente, saber que se consume un alimento con propiedades beneficiosas para el cerebro”. Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)-