Hace justamente un año y bajo otras circunstancias (sin pandemia) realizamos una visita al Ecoparque porteño, ubicado en la Av. Las Heras y Av. Sarmiento, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en ese momento fuimos a cubrir un evento organizado por el Ecoparque, la Fundación Caburé-í y el COA (Club de Observadores de Aves) de Palermo, con motivo de la celebración del Día de la Vida Silvestre, lo que nos vuelve a traer al a nuestra memoria de ese encuentro del que participamos, es que al finalizar el mismo hubo regalo de semillas de acacia café (Sesbania virgata) y de sauce criollo.
Siguiendo las indicaciones que nos dieron en el lugar, llegamos a nuestro hogar con dos semillas de acacia, para un NIC (nacida y criada) de la ciudad, pero que disfruta de la naturaleza, con todo lo implica, pájaros, árboles, plantas, y demás, fue emocionante y pusimos mano a la obra, plantamos las dos semillas, y en menos de una semana apareció el brote, fue la primera que germino, la otra se tomó su tiempo pero después también asomo el brote en la maceta. En tiempo de coronavirus y en los que uno recoge historias de vecinos, amigos, y conocidos que también pusieron manos a la obra y ya se compraron un terreno para irse a vivir en contacto con la naturaleza, mis inquietudes sobre que hacer con lo germinado, (ya que un patio no es el lugar para un árbol) se disiparon.
Hasta ahora solo contaba con una pareja de amigos con casa campestre, a los cuales les regale varias plantas, entre ellas el árbol de acacia el cual no solo creció sin problemas, sino que ya dio semillas, son las vainas que acompañan esta crónica, ahora con la pandemia puedo cultivar ya sin tener pensar donde voy a donar los árboles y plantas que cultivo.
Debo aclarar que no soy la única que planta para regalar a sus amigos o vecinos, hay mucha gente que hace lo mismo, más ahora que se necesita reforestar con nativas tantos campos incendiados, tantas zonas desforestadas con cultivos que extraen todo de la tierra y la dejan devastada, cultivar la tierra, plantar, cosechar, una tarea maravillosa a la que muchos están volviendo, con el Covid-19 nuevamente se puso nuevamente en valor, por decirlo de alguna forma, un volver a las raíces, disfrutar del aire puro, de las plantas, mariposas, abejas, árboles y pájaros que la anidan, con la computadora al hombro para poder trabajar muchos han decidido irse al campo, y que se puede decir, lo bien que hacen, celebremos la naturaleza y aprendamos a cuidarla, ya que la especie humana es bastante depredadora, un brote de esperanza para que mejoremos como sociedad.
Un brote de esperanza
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