Domingo 24 Noviembre 2024

Para reducir el volumen de botellas plásticas y con el objetivo de proteger el medio ambiente, egresados de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires desarrollaron una máquina capaz de reciclar el plástico con el que están hechas la mayoría de las botellas de uso diario y así disminuir la contaminación.

Agustina Fuertes (Agencia CTyS) –  En la actualidad, los números asustan: en Argentina se consumen 180 mil toneladas de envases PET por año, de las cuales sólo se recicla un 30 por ciento. Esto se debe a que, por su gran volumen y poco peso, no es rentable trasladar el material para quienes lo comercializan en las plantas de reciclaje.

Entonces, ¿Qué hacer con todas esas botellas? La respuesta -y también la única solución- es el reciclaje.
Por sus numerosas virtudes estéticas y funcionales, el tereftalato de polietileno o más conocido como PET (polyethylene terephtalate), es el material con el que se realizan la mayoría de las botellas de uso cotidiano. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro: el proceso natural de degradación de este material tarda entre 100 y 1000 años.
Por ello, y como una alternativa para solucionar esta problemática urbana, cinco egresados de la carrera de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires diseñaron "PETIT", una máquina pequeña capaz de pinchar, aplastar, triturar y almacenar hasta 40 kilos (unas 2000 botellas) en una sola bolsa de consorcio, cuando en la actualidad ocupan unas seis o siete.  
"La idea fue ofrecer una alternativa para transportar ese plástico, ya que el principal problema es el traslado", explica Sergio Fasani, uno de los miembros del equipo. Además, el diseñador destaca que la máquina tiene una capacidad industrial pero "cuenta con un sistema de seguridad para que pueda ser utilizada por cualquier persona sin correr riesgo alguno". 
Puertas adentro
Las botellas no desaparecen por arte de magia, sino que al ingresar al artefacto les espera un sólido mecanismo que garantiza un proceso de reciclaje puro. "La primera etapa es de detección, donde nos aseguramos de que el envase sea de PET y polipropileno. Luego se dirige hacia a  mecanismo en el cual se pincha la botella para sacarle el aire, se aplasta parcialmente y por último atraviesa una serie de cuchillas que la trituran", explica Fasani a la Agencia CTyS.
Lo que distingue a esta maquinaria es que el material debe alcanzar un tamaño de menos de siete milímetros de lado para, en última instancia, pasar por los orificios del tamiz y poder ser almacenado en una bolsa de residuos. "Esto garantiza una mejor utilización del espacio y, una vez que cambiamos la bolsa, llamamos a la cooperativa que trabaja en la zona para que se ocupen del traslado hacia las plantas de reciclaje", detalla el diseñador.
La idea, según Fasani, fue "acercar a los usuarios la posibilidad de transformar el producto, y que sean conscientes de que las cosas que uno tira al tacho de basura no desaparecen, sino que es un material que puede convertirse en nuevos productos". Por ello, PETIT está pensada para espacios públicos, patios de comida y estaciones de subte o tren, que son lugares donde existe un consumo masivo de botellas PET.
"Ya hemos sido contactados por municipios y empresas privadas que se interesaron por el proyecto", asegura Fasani. Actualmente, los diseñadores se encuentran a la espera del  financiamiento que les permita fabricar una primera serie de máquinas para instalarlas en los espacios públicos y así fomentar esta opción ecológica de reciclaje.