Viernes 22 Noviembre 2024

Llueven flores amarillas en la Ciudad. Como si un filtro típico de redes sociales se hubiese escapado del mundo digital para materializarse en el que existe fuera de las pantallas, en las calles y espacios verdes porteños danzan en el aire y se recuestan, luego, sobre las veredas las ambarinas flores de las tipas. "El florecimiento de las tipas es un espectáculo que se repite todos los años para el disfrute de los vecinos", afirmó Facundo Carrillo, secretario de Atención y Gestión Ciudadana, a cargo de BA Arbolado y explicó: "los árboles son el patrimonio ambiental más importante de la Ciudad, moderan las temperaturas, favorecen el escurrimiento superficial, oxigenan el aire absorbiendo carbono, retienen polvo atmosférico y amortiguan la contaminación sonora. Por eso proyectamos plantar 100 mil nuevos árboles entre el año que viene y el 2023".
Desde finales de noviembre y durante los primeros días de diciembre, justo después del jacarandá, los más de 14 mil ejemplares de la tipa o Tipuana tipu que habitan en la Ciudad florecen. Sus flores se caracterizan por su color amarillo fuerte y su gran cantidad. Si bien el proceso de floración no es tan prolongado como el de otras especies, se destaca porque produce un incesante caer de flores que forman alfombras amarillas que generan un gran impacto visual en veredas, calles y parques.
La tipa es un árbol que no pasa desapercibido. Es una de las especies más grandes que hay en las calles y espacios verdes porteños. De gran porte, llega a medir más de 30 metros de altura en su zona de origen y presenta troncos oscuros de más de un metro de diámetro. "Su abundante follaje dura casi todo el invierno y en octubre pierde las hojas. Sus ramas quedan desnudas en plena primavera y, dos o tres semanas después, vuelven a llenarse de hojas y flores", informó Jorge Fiorentino, gerente de BA Arbolado de la Ciudad.
Desde el área de Arbolado se ejecuta un plan para preservar los ejemplares que existen. "Es un árbol magnífico y muy resistente que hasta tolera muy bien el trasplante en tamaño adulto, un rasgo excepcional que tienen pocas especies. Por ejemplo, muchas de las tipas que hoy se ven en la avenida Rafael Obligado fueron llevadas luego de un ensanche de la avenida del Libertador y, si pasamos ahora sobre el veredón nuevo de la costanera, vemos muchas tipas que fueron trasplantadas tras la ampliación del Aeroparque Jorge Newbery", indicó Fiorentino.
Al igual que el jacarandá, la Tipuana tipu fue traída a Buenos Aires por el paisajista Carlos Thays de la zona de las yungas: Tucumán, Salta, Jujuy y el sur de Bolivia. Y, si bien ambas especies tienen similitudes como su origen y la belleza de su floración, son de familias distintas. El jacarandá es una bignoniácea y la tipa es una leguminosa, una de las familias con más representantes en nuestro país.
Un árbol con historias y mitología: el "llanto de la tipa"
El colectivo aún no llega, los pasajeros que esperan sobre avenida Las Heras, a metros del Jardín Botánico, experimentan una especie de garúa, pequeñas gotas que caen y los refrescan. Comenzó diciembre, las ramas de las tipas están repletas de hojas y racimos de flores. Entre los árboles se filtran los rayos del sol. Hay asombro entre los viajeros, no llueve. Nadie se explica de dónde vienen esas gotas.
Este fenómeno se repite en varios puntos de la Ciudad y es conocido popularmente como "el llanto de la tipa". Pero más allá del nombre de tintes mitológicos, el "llanto" poco tiene de mágico. En realidad es un goteo producido por un insecto, la chicharra de la espuma o Cephisus siccifolius. En su estado de ninfa, la chicharra se alimenta de la savia del árbol picando las hojas y excretando lo que no consume, una especie de espuma que se acumula en las hojas y se precipita en forma de gotas de un líquido azucarado que cae por acción gravitacional.
"Las gotas que caen no son propias de la tipa, sino que, dicho en criollo y para que se entienda, es el pis del cephisus siccifoluis. Es bastante común que ocurra y dura un periodo muy corto de tiempo. Pero no es dañino ni para el árbol ni para las personas", aclaró Fiorentino, ingeniero agrónomo especializado en gestión de arbolado y espacios verdes urbanos.
Fiorentino es gerente de BA Arbolado y tiene a cargo un equipo de 115 profesionales que provienen de la Facultad de Agronomía de la UBA que, dentro de la Secretaría de Atención y Gestión Ciudadana y en conjunto con las Comunas de la Ciudad, son los responsables técnicos y fiscalizan las tareas de mantenimiento del arbolado público con el objetivo de cuidar la seguridad de los vecinos e incrementar día a día el parque urbano.