Martes 3 Diciembre 2024

Reflexiones para un mundo más inclusivo, Gustavo García, primer doctor en Discapacidad de Argentina y docente de la Universidad Nacional de La Matanza, analiza los desafíos que aún se deben afrontar en materia de inclusión en el país. “La barrera más compleja es la actitudinal”, asegura el especialista.

A la hora de tejer un tapiz, cada hilo aporta un valor único y, para crear una pieza interesante, el artista debe valorar la diversidad de texturas, colores y patrones. La discapacidad se teje como una fibra que desafía la percepción convencional de este entramado en el que cada persona es como un hilo.

En diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM, Gustavo García, el primer doctor en Discapacidad de Argentina, aborda la complejidad de este fenómeno multidimensional, donde la evolución de la sociedad se está dando de forma progresiva y parece ir más allá de la instalación de rampas físicas. "La discapacidad es una condición que interactúa con los contextos sociales y esto, a su vez, se entrelaza con las percepciones de la sociedad", reflexiona García, señalando que la mayor barrera, y la más compleja, es la actitudinal.

“No es solamente una cuestión de accesibilidad, que es lo más visible. ¿Qué pasa cuando transcurrimos o franqueamos esa rampa que nos permitió llegar de un lugar hacia otro? ¿Cuáles son las actitudes de las personas que nos reciben del otro lado? La accesibilidad, en el concepto más puro, es importantísima, pero hay que tener en cuenta de qué manera también abrimos las barreras actitudinales y los obstaculizadores sociales para que se transformen en oportunidades de participación. Ese es el verdadero desafío”, subraya.

A pesar de los retos que todavía hay que enfrentar, García destaca un cambio de paradigma palpable. “En términos de progreso -señala- estamos mucho mejor que hace unas décadas, pero la discapacidad es un fenómeno multidimensional y una de ellas es el posicionamiento social. Todo es la mirada del otro, en qué lugar nos ubica. El concepto de discriminación históricamente se vincula con esto, ya que inicia en la segregación, marginación o ninguneo de personas distintas a uno. Afortunadamente se ha desarrollado una mirada holística, respetuosa de la diversidad y con menos estereotipos que refuercen la idea de una sociedad homogénea que, en realidad, no existe”.

De ser llamados “pacientes”, las personas con discapacidad están emergiendo como “participantes activos” en la sociedad. Sin embargo, este avance no es una tarea fácil. García advierte que los paradigmas son construcciones sociales que evolucionan lentamente, pero que, a esta altura, el progreso es innegable. “Las políticas públicas y la difusión mediática están llevando la discapacidad a la agenda pública, generando conciencia y sensibilidad para que las personas trabajen el aspecto actitudinal de cara a la discapacidad”, asegura.

Si bien el especialista considera que hay un marco jurídico interesante que contempla la Convención Internacional de Derechos de las Personas con Discapacidad -operativizada en 2007 y convertida en ley en 2008-, también señala que “hay que seguir madurando el concepto y abrazando la diversidad como un valor constitutivo del ser humano”. García apunta que “si en 2008 fue necesaria esta sanción, es porque los derechos humanos de las personas con discapacidad estaban siendo sistemáticamente flagelados y esto no puede permitirse”.

Magalí de Diego (Agencia CTyS-UNLaM) -