Es la mayor muestra dedicada a Juan Carlos Miraglia (1900-1983).
Se exhibirán 84 obras de colecciones privadas y organismos públicos que permitirán redescubrir a éste multifacético artista a 30 años de su fallecimiento.
El Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín y la Fundación OSDE presentan la muestra antológica de Juan Carlos Miraglia, Todo el arte en una vida, en las Salas A. Lazzari y C. Victorica, 2° piso, Av. Pedro de Mendoza 1835/43, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La exposición permanecerá abierta hasta el 8 de diciembre, de martes a viernes de 10.00 a 18.00 Horas, sábados, domingos y feriados de 11.00 a 18.00 Horas.
El arte llenó cada instante de su vida. Fue pintor, escenógrafo, ilustrador y diseñador de vestuarios para obras teatrales. "Supo fundar y contribuir al desarrollo de instituciones y agrupaciones de artistas en busca de mejoras para el desenvolvimiento de la actividad. Fue un hombre decisivo para el progreso de las artes plásticas en Bahía Blanca, y también gravitó en las acciones conjuntas que, desde la agrupación Impulso, emprendieron unos cuantos "próceres" del arte boquense.
Siendo muy valorada su opinión, en innumerables ocasiones fue jurado de los principales salones y certámenes nacionales. Con agudeza y profundidad analizó en importantes publicaciones la obra de muchos de los creadores más notables de su época.
A su vez, varios de estos artistas (entre ellos, Pettoruti) no ahorraron elogios para la obra de Juan Carlos Miraglia" destacó Víctor Fernández, curador de la muestra: "Esta somera enumeración lejos está de poder abarcar la multiplicidad de inquietudes y proyectos que Miraglia emprendió, involucrando en ello su vida entera.
Así, no tuvo empacho en dar inesperados y radicales virajes a su obra, de este modo llegó a explorar gran variedad de tendencias, lenguajes y técnicas.
Miraglia supo percibir el espíritu de su época y sobrevolar sus conflictos, dando en una sabia clave: el problema ya no iba a ser que una pintura fuera abstracta o figurativa, sino que resultaría más pertinente hablar de buena o mala pintura, independientemente de su corriente de pertenencia", señaló el curador y agregó "Miraglia vivía para pintar, pero para no "contaminar" su arte con sus necesidades económicas debió dedicarse a realizar decoraciones, ilustraciones y escenografías, descollando en el desempeño de esta última actividad, llegando a ser director de escenógrafos en el Teatro Colón."