Lunes 23 Diciembre 2024

Cómo pequeñas acciones pueden hacer una gran diferencia, Juan Carlos Godoy, doctor en Psicología e investigador del CONICET, propone estrategias simples para minimizar el impacto emocional y mejorar el bienestar, fin de año suele ser sinónimo de estrés. 

Las fiestas, el cierre de ciclos académicos y laborales, sumados a las dificultades económicas, convierten a este período en un desafío emocional y psíquico. Según Juan Carlos Godoy, doctor en Psicología e investigador del CONICET, este fenómeno no es casual. “Las fiestas son uno de esos eventos de vida que siempre están asociados a una carga emocional alta. Enfrentar vínculos familiares tensos, lidiar con gastos económicos y anticipar situaciones incómodas generan un combo complejo”, define el especialista, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.

El estrés de fin de año no surge por las fiestas, sino que empieza mucho antes debido a lo que Godoy nombra como “ansiedad anticipatoria”. “La sola idea de enfrentar reuniones familiares tensas, organizar eventos costosos o cumplir con pendientes laborales genera malestar- explica el investigador del CONICET-. La ansiedad anticipatoria juega un rol importante: no es necesario estar en el evento para que genere malestar. Basta con pensar en enfrentarlo para que ya se activen respuestas emocionales negativa”.

En el caso de Argentina, además, esta época coincide con el cierre del ciclo lectivo y las vacaciones, lo que la hace aún más compleja. A diferencia de países del hemisferio norte, donde las actividades se retoman rápidamente, en el contexto argentino todo parece acumularse, intensificando el agotamiento. Magalí de Diego (Agencia CTyS-UNLaM)

Consejos prácticos para reducir el estrés de fin de año

Godoy señala que, en general, las actividades y prácticas tradicionales siguen siendo una alternativa efectiva, pero ahora se encuentran más evidencias científicas respecto de su uso y beneficios. Godoy ofrece estrategias simples, pero efectivas, para manejar el estrés y la ansiedad en esta época: “Son pequeños gestos que pueden parecer triviales, pero tienen un impacto significativo cuando se sostienen en el tiempo”:

Caminatas al aire libre: Interactuar con espacios verdes y el sonido de la naturaleza tiene beneficios comprobados para la salud mental. Si se tiene mascota, aprovechar este momento para fortalecer el vínculo.

Mindfulness y meditación: Estas prácticas ayudan a reducir el estrés, mejorar la regulación emocional y mantener la concentración.

Técnicas de respiración consciente: Dedicar unos minutos al día para enfocarse en la respiración puede reducir la tensión acumulada.

Planificación anticipada de conversaciones familiares: Si se sabe que habrá momentos incómodos en las reuniones, suavizarlos iniciando conversaciones ligeras antes del encuentro puede ser una buena idea.

Resignificar los vínculos: se debe entender que no todos tienen que estar atados a una valencia positiva o negativa. Hay que aceptar que están, trabajarlos e implementar estrategias para que se transformen en vínculos positivos.