Viernes 22 Noviembre 2024

Investigadores del Instituto Nacional del Agua desarrollaron un dispositivo de desinfección de agua de lluvia por radiación solar, que permitirá que comunidades sin conexión a las redes de abastecimiento convencionales puedan tener acceso a agua segura. El proyecto incluyó un estudio social llevado a cabo por la Universidad Nacional de los Comechingones.

Cuentan los rituales populares que para evitar que llueva hay que dibujar una cruz de sal en el piso o clavar un cuchillo en la tierra. Sin embargo, hay lugares donde las precipitaciones son tan esperadas que la ayuda, más que de un ritual, viene de la mano de la ciencia.

En Argentina, cerca de 2,6 millones de personas viven en zonas rurales dispersas, donde un 11 por ciento recolecta agua superficial y un 18 por ciento utiliza hoyos o excavaciones al aire libre para acceder al agua. En esas comunidades, la lluvia es una aliada. Por eso, con el objetivo de brindar acceso a agua segura para consumo en zonas vulnerables, un equipo de investigadores del Instituto Nacional del Agua (INA) están ensayando un sistema que desinfecta el agua de lluvia mediante radiación solar.

Se trata de un dispositivo que emplea el método SODIS (por el término en inglés, “Solar Disinfection”), utilizado por más de cuatro  millones de personas en el mundo y recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que consiste en colocar botellas PET (Polietileno Tereftalato) en los techos de las casas y dejarlas bajo la influencia de la radiación solar.

“Nuestro sistema utiliza un bidón de seis litros que se coloca dentro del Concentrador Parabólico Compuesto (CPC), que tiene forma de cuna y, en su interior, posee una lámina que refleja la luz. Entonces, cuando uno lo coloca bajo la acción del sol, los rayos impactan y generan calor dentro de ese receptáculo, elevando la temperatura por encima de los 45 grados”, explicó María Fernanda Lopolito, responsable del proyecto y del Programa de Ingeniería Sanitaria y Ambiental del INA, a la Agencia CTyS-UNLaM.

El equipo de especialistas lleva un año trabajando en este sistema que, luego de varios ensayos, dio sus frutos. “Utilizamos tres dispositivos que fueron construidos con un herrero y ensayamos diferentes tiempos de exposición a la radiación solar: 4, 24, 48 y 72 horas. Los resultados exitosos los obtuvimos en los últimos dos ensayos, donde comprobamos la remoción de Bacterias Aerobias Mesófilas (BAM) a valores inferiores a los establecidos en el Código Alimentario Argentino”, relató.

Actualmente, los investigadores avanzan en la mejora del dispositivo para reducir ese tiempo de tratamiento, con la meta puesta en mejorar la calidad de vida de muchas personas, ya que se estima que el déficit de agua potable gestionada de forma segura alcanza al 20 por ciento de la población argentina, mientras que, en términos de saneamiento, llega al 44 por ciento, según establece un estudio realizado por el Ministerio de Obras Públicas de la Nación (MOP).

“Hay mucho compromiso y preocupación por dar respuestas a estas comunidades donde informes de UNICEF indican que mujeres y niñas son las más afectadas, porque son quienes recorren largas distancias para proveer de agua a sus hogares. Y esto impacta no solo en el tiempo y esfuerzo físico que implica, sino en las situaciones de violencia que pueden llegar a sufrir en ese trayecto”, destacó Lopolito. Marianela Ríos (Agencia CTyS - UNLaM) -