Sábado 23 Noviembre 2024

Una salsa de tomate con propiedades antitumorales, un equipo de investigación de UNCUYO-CONICET, junto a varias instituciones, trabaja en el desarrollo de un alimento funcional, a base de salsa de tomate, que utiliza productos residuales de la agroindustria con compuestos bioactivos. La innovación podría contribuir a la prevención del cáncer de mama y de próstata.

La famosa frase “nada se pierde, todo se transforma”, que se le atribuye al químico Antoine Lavoisier, podría definir muchos procesos que ocurren en la ciencia. Ese fue el caso del proyecto de investigación de un equipo de especialistas de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) y el CONICET que tiene como objetivo desarrollar un alimento funcional con propiedades antitumorales.

Se trata de un producto a base de salsa de tomate, elaborado a partir de la incorporación de distintos productos residuales de la industria del tomate, del vino, del ajo y del aceite de oliva. Estos subproductos contienen compuestos bioactivos que generan un efecto preventivo del cáncer de mama y próstata.

“Un alimento funcional es aquel que es modificado para lograr un beneficio en la salud. Lo que nos propusimos hacer es extraer los compuestos bioactivos de estos subproductos que, sabemos por estudios que llevamos a cabo anteriormente, tienen propiedades antitumorales, y desarrollar extractos para luego agregarlos a este alimento”, precisó Constanza López Fontana, investigadora del CONICET y directora del proyecto, a la Agencia CTyS-UNLaM.

La elección de la salsa de tomate no fue casual. Según López Fontana, buscaron un alimento que sea de consumo masivo y de bajo costo para facilitar el acceso de gran parte de la población. Además, el tomate tiene un compuesto bioactivo llamado licopeno, que es el que le da el color al tomate y posee un antioxidante “sumamente potente”.

“Se lo estudió en relación a múltiples enfermedades y se descubrió que tiene un efecto preventivo en varias patologías, pero, principalmente, hay una fuerte asociación respecto al cáncer de próstata. El licopeno se consume en forma de salsa de tomate porque tiene una estructura química que es muy dura para poder digerirla con nuestras enzimas digestivas. Entonces, se le hace un proceso de cocción para que sea absorbida más fácilmente”, explicó.

Marianela Ríos (Agencia CTyS-UNLaM) -